A pesar de ser emprendedor, de haberme atrevido con muchas cosas a lo largo de los años y de haber llegado más lejos en mi vida de lo que hubiera podido pensar, todavía respondo NO a muchas opciones antes siquiera de planteármelas. Pero soy consciente del enorme poder que tiene el SÍ para el desarrollo personal, y voy a aprovecharlo.

El enorme poder del SÍ

 

Soy una persona muy analítica. Me gusta analizarlo todo con detalle, con minuciosidad. También soy bastante conservador. Lo que no quiere decir que no me arriesgue, pero intento siempre correr riesgos controlados.

No obstante en los últimos tiempos, teniendo mi propio negocio, he tomado decisiones corriendo más riesgo del que me hubiera gustado. He aprendido que muchas veces los elementos de juicio no son completos ni está garantizado el resultado de una decisión, pero es más beneficioso decidirse que dejar pasar la oportunidad pensando.

Hay un acto reflejo en mí, sin embargo, que no procede de mi tendencia reflexiva. Muchas veces respondo NO a una propuesta sin haber realizado el más mínimo análisis. ¿Por qué? Puedo suponer que se trata ni más ni menos que de mi zona de confort.

He aprendido a estar fuera de mi zona de confort durante la mayor parte del tiempo, superando la inseguridad, el miedo al fracaso, la indecisión, el no saber qué hay un paso más adelante. He trabajado arduamente para conseguir un equilibrio sostenible en mi vida, y seguir avanzando con seguridad y decisión.

Pero a veces, tanto en cuestiones importantes como mínimas, respondo NO. ¿Por qué? Sin duda, porque en ese momento estoy siendo conservador. Estoy refugiado en mi zona de confort. No quiero esforzarme más. Ya he ampliado suficientemente mi campo de acción y necesito volver al campamento base.

¿Esto es malo? No, es totalmente lógico y comprensible. Les pasa a todos los seres humanos, incluso a los más osados y atrevidos.

Pero hay un detalle que desmonta todo el razonamiento: muchas veces respondo NO sin pensar. Si me detuviera dos o tres segundos, lo suficiente para que la parte racional de mi cerebro tomase el control, seguramente no respondería así. Como mínimo diría LO PENSARÉ. O directamente SÍ. Aunque después se pudiera plantear algún PERO.

Afortunadamente no soy excesivamente tozudo. Al final siempre acabo planteándome la cuestión, y la mayoría de las veces respondo SÍ si la propuesta me parece buena. También respondo NO si tengo razones para ello.

El problema es que el NO como punto de partida muchas veces trae problemas: con la persona o el grupo con el que estás en ese momento, o contigo mismo. No se afronta igual una propuesta habiendo dicho NO al principio. La ilusión, esa fuerza intangible, mágica y poderosa a la vez que frágil, se puede desvanecer con un NO.

Así que ahora estoy trabajando, no siempre con éxito, en poner un SÍ por delante ante cualquier idea que parezca mínimamente realizable.

Si tú eres también una persona que muchas veces pones un NO por delante sin llegar a plantearte la propuesta que te hacen, te voy a dar 5 razones por las que creo que el SÍ tiene enormes poderes:

  1. El SÍ siempre es un soplo de aire fresco. Es vital, chispeante, brillante. En cuanto dices SÍ tu mente se prepara para lo que va a venir a continuación. El SÍ te insufla vida de inmediato, te pone en movimiento.
  2. El SÍ ilusiona a los demás. En un mundo que parece que cada vez tenga más y más problemas, la ilusión es un motor poderoso. Mueve montañas si hace falta. Escuchar a alguien responder SÍ a una propuesta tuya te carga de energía, de ilusión.
  3. El SÍ te hace ser más optimista. Ya has dicho SÍ. No debería salir mal, ¿no?
  4. El SÍ hace que los demás estén más dispuestos a escuchar los PEROs. Si tú has dicho SÍ, ya estás en el lado de los que van a seguir adelante. Ahora los demás seguro que querrán escuchar algún PERO que provenga de tu capacidad de análisis, que seguramente aportará detalles valiosos a tener en cuenta.
  5. El SÍ es positivo aunque al final el proyecto no sea realizable. Una idea que parece buena en principio, puede que no sea realizable por diferentes motivos. Pero decir SÍ en un primer momento es darle vida, y una oportunidad.

La próxima vez que te propongan algo, no digas NO en el primer segundo. Como mínimo, indaga más en la cuestión, pregunta detalles, posibilidades. Di LO PENSARÉ. Ayudará más que refuerces a la otra persona o al grupo considerando su propuesta como algo que podría estar bien. Y lo mejor sería que dijeras SÍ, aunque después haya que buscar alternativas, mejoras,…

El SÍ tiene un enorme poder.

 

Pregunta: ¿Eres de los que dicen más veces SÍ, o más veces NO? Déjame tus comentarios. Déjame tus comentarios