Serendipia, un hallazgo casual cuando se está buscando otra cosa, parece un elemento clave en la innovación. Son famosos algunos casos de serendipia incluso en la ciencia. Se trata de la bombilla que se enciende, del ¡Eureka! inesperado, de la visita de las Musas.

Innovación y serendipia

Fotografía: Grazie Davvero

 

Es cierto que los casos de serendipia se producen, y que a veces son muy felices coincidencias que conducen a resultados fabulosos e inesperados. Es verdad que se trata de la cara más amable de un proceso, el de la innovación, que a la gente en general se le antoja difícil y misterioso. También hay que decir que es totalmente legítimo encontrar una solución innovadora por casualidad cuando se estaba buscando algo diferente. Incluso es algo que muchas veces se relaciona con la creatividad: hibridación de conceptos, aplicación de técnicas en contextos diferentes… Pero si despojamos a la serendipia de todo su halo de magia y misterio y la observamos a la fría luz de la razón, no deja de ser una probabilidad que puede suceder entre muchas otras. Si lo que quieres es que tu negocio sea innovador, no es muy buena idea que confíes tu porvenir al azar. Por mucho que la innovación necesite de la creatividad, incluso de métodos a veces poco convencionales, lo cierto es que se acaba imponiendo lo que afirmaba Edison: la innovación es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración. Puede ocurrir que un día en el contexto más inesperado, en el momento más extraño, se te ocurra de repente la idea genial que revolucione tu negocio, o tu vida. Las casualidades existen. Pero lo más seguro es que esto no ocurra nunca si detrás no hay toda una estructura de hábitos y rutinas que habrás ido creando con tiempo y paciencia. La serendipia parte de dos puntos. Por un lado se trata de algo que ocurre por azar, sin que sea el resultado esperado. Pero por otro lado, es algo que ocurre mientras se está buscando un resultado. Es decir, mientras se está trabajando de manera sistemática en una dirección que se piensa que puede ser la correcta. Como dijo Picasso, cuando te visiten las Musas es mejor que te pillen trabajando. En definitiva, la innovación tiene ciertos componentes de irracionalidad a veces. Los resultados más brillantes pueden llegar de la mano de acciones poco convencionales que rompen los moldes establecidos. Puede parecer un quehacer poco sistemático. En realidad, es todo lo contrario. Debes construir una estructura que te sirva de base de operaciones, con rutinas y métodos de trabajo sistemáticos que se adapten a tus necesidades o las de tu negocio. En tu base de operaciones es donde debes desarrollar el máximo esfuerzo diario. Puedes, y hasta debes, saltarte tus propios esquemas de trabajo siempre que lo consideres necesario: porque una idea esté bullendo en tu cabeza reclamando tu atención, porque las circunstancias del momento te impidan trabajar siguiendo los procesos metódicos, etc. Pero siempre debes tener tu «campamento base» al que regresar, y desde el que organizar, planificar, analizar resultados,… Si llega la serendipia te beneficiarás de su impacto y aprovecharás su impulso. A lo mejor se convierte en la fuente de tu éxito. Pero llegará como resultado del trabajo constante que estés haciendo. Ése trabajo es la base real de tus resultados.   ¿Te ha sucedido alguna vez una serendipia? Me puedes contar tu experiencia personal un poco más abajo, y también en las redes sociales.