Me gusta el programa de televisión «El jefe infiltrado». Si tú eres, como yo, una persona que cree que siempre es bueno buscar mejoras en los negocios, seguro que también te gusta.
Cada vez que veo este programa, me hago la misma pregunta: ¿Y de verdad todas estas cosas no las sabía ya la persona infiltrada? ¿Nunca le había llegado esta información?
Al parecer, no. Según muestra el programa, el jefe o jefa que se infiltra en su propia empresa no sabe nada de lo que está sucediendo en ella hasta que no acude a verlo en directo, con un disfraz con el que resulta irreconocible para sus trabajadores.
Y no es que se trate de problemas sutiles de muy difícil averiguación. Seguramente hay situaciones que ocurren en el día a día de las empresas que son complejas de detectar por tratarse de pequeños detalles, de matices de la organización, etc.
Pero las situaciones que el programa da a conocer son en muchas ocasiones muy llamativas.
Las situaciones que «El jefe infiltrado» muestra son muchas veces muy llamativas.
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Una empresa dedicada a la fabricación de tartas, con más de 200 locales de venta, en su área de fabricación de bizcochos sólo tenía en funcionamiento uno de los tres hornos disponibles. El responsable de la producción se desvivía por sacar adelante el trabajo diario en tales condiciones precarias. Evidentemente, en cuanto el horno sufría cualquier contratiempo se esperaba la catástrofe.
Una empresa dedicada al lavado ecológico de coches, con un crecimiento espectacular en forma de franquicia y cuyo eslogan afirmaba que lavaban SIN AGUA, tenía a muchos de sus franquiciados lavando los coches CON AGUA (y no a escondidas precisamente).
Una empresa dedicada a la instalación de ascensores dejaba muchas averías sin resolver a los clientes, simplemente porque los técnicos habían dejado de cobrar horas extra y cuando su horario se extendía más de lo que ellos consideraban aceptable (mucho más allá de su horario por contrato), decidían dejar la avería para el día siguiente.
En ninguno de los casos los jefes infiltrados parecían saber nada de estos problemas.
En muchos de los casos los jefes infiltrados primero tenían una reacción de enfado y decidían que iban a tomar decisiones drásticas, para más tarde reflexionar sobre la cuestión, darse cuenta del problema y decidir premiar a los trabajadores con los que convivieron durante el programa.
¿Qué puede hacer que en una empresa problemas tan llamativos no sean conocidos por las personas que se deben responsabilizar de la buena marcha del negocio?
A mi modo de ver, las causas principales de este mal funcionamiento de muchas organizaciones son:
- Comunicación muy deficiente entre los diferentes niveles jerárquicos de las empresas
- Falta de diálogo real entre los trabajadores y sus responsables
- Falta de interés por parte de la Dirección en conocer la realidad de su empresa
- Falta de costumbre de la Dirección de «bajar» a ver cómo se desarrollan las diferentes actividades de su empresa
- Desconfianza grave de los trabajadores hacia sus responsables
- «Visitas oficiales» de la Dirección, en las que se le muestra una realidad que no es la que se vive a diario
Restricciones en el presupuesto, mercados a la baja, alto nivel de competencia, presiones de los inversores, etc.
Hay muchos motivos en la base de estos problemas.
Pero si hay una cosa segura es que trabajando en soluciones sencillas que desactiven la desconfianza y activen el diálogo real y productivo entre todos los que forman parte de la empresa, los resultados serán mucho mejores en un corto plazo.
Y no tendremos que infiltrarnos para saber lo que sucede en nuestra empresa.
Pregunta: ¿Tú crees que necesitarías infiltrarte en tu empresa para averiguar lo que sucede? Déjame tus comentarios.