El corazón es el elemento más importante que puedes poner en juego en tu negocio, en tu trabajo o en tu vida. Es la fuente de todo el potencial que puedes desarrollar, y de la diferencia que puedes marcar en el mundo.

NO PIERDAS TU CORAZÓN

Fotografía: Eric May

 

Si tienes el corazón abierto estarás más presente en el momento, en tus relaciones con los demás, más atento a cualquier oportunidad que se presente para ti.

Pero tu corazón se ve muy a menudo atacado. Errores, fracasos, problemas personales, desilusiones, tensiones, circunstancias adversas, etc.

Todo ello puede poner en riesgo tu corazón. Y si tu corazón cae, estarás preparado para tirar la toalla, para rendirte.

No puedes permitirte que eso ocurra. Ni en tu vida ni en tu negocio.

Michael Hyatt describe en su blog cuatro disciplinas que puedes utilizar para proteger tu corazón de las circunstancias negativas que puedan suponer una amenaza:

  1. Reflexión: en el mundo hiper-acelerado en el que vivimos, el ritmo atroz al que suceden las cosas es capaz de sacarnos todo el jugo que tenemos dentro. Y lo peor de todo es que no nos daremos cuenta hasta que sea demasiado tarde. Cuando estemos exhaustos y en peligro. Por eso es importante que de vez en cuando nos apartemos conscientemente de todo ese contexto de velocidad y vértigo y reflexionemos sobre nosotros mismos y lo que hacemos. Se puede hacer de muchas maneras, y cada uno debe elegir la que más se adapte a su personalidad y creencias.
  2. Descanso: tanto nuestro cuerpo como nuestra mente están diseñados para descansar durante una parte del día. Pero la carga de trabajo que tenemos muchas veces hace que alarguemos la jornada sobrepasando el límite aconsejable. Es una de las maneras más frecuentes de perder la perspectiva y ponernos en riesgo. La fatiga hace que tomemos peores decisiones, que seamos ineficaces a la hora de analizar información, que nos volvamos más vulnerables ante determinados estímulos negativos. La disciplina del descanso no sólo incluye el sueño nocturno. También consiste en tomarse algún día libre a la semana o vacaciones durante el año, y desconectar realmente durante esos periodos.
  3. Recreo: al igual que sucede con los niños, también los adultos necesitamos un tiempo de pausa en el que no soportemos la presión de las actividades diarias. Hay muchas formas del disfrutar del tiempo de ocio. Para fomentar la fortaleza del corazón, las actividades idóneas son aquellas que no suponen incrementar el cansancio que ya tenemos (deportes intensivos, turismo con alto nivel de actividad,…). Podemos incluir aquí la práctica de cualquier actividad artística como escribir, pintar, tocar un instrumento. En general, cualquier actividad que involucre a nuestra creatividad, la expresión de nuestro yo interno. Desde cocinar hasta hacer fotografías.
  4. Relación con otros: el ser humano es eminentemente social. Pero hoy en día es fácil confundir las relaciones personales reales con las que no lo son. Redes sociales, hiper-conectividad,… hacen que tengamos la impresión de estar cultivando muchas relaciones, cuando en realidad sólo son espejismos. Es fundamental que sepamos diferenciar cuáles son las personas con las que realmente queremos compartir nuestra vida, y que dediquemos a esas personas el tiempo necesario y les prestemos toda la atención que necesiten.

Te puede parecer que no es un asunto urgente, pero tiene una importancia capital. Muchos de los casos de personas que no parecen encontrar su sitio, que tienen constantes ganas de rendirse o que realmente abandonan, se deben a una falta de cuidado del corazón.

No pongas en riesgo tu corazón. Es tu recurso más valioso.

 

¿Has estado alguna vez en una situación de vulnerabilidad, a punto de tirar la toalla? ¿Pones en práctica alguna otra disciplina para proteger tu corazón? Me puedes dejar tus comentarios un poco más abajo, o también en las redes sociales.