Eres productivo, eres eficiente y adaptable. Tienes objetivos ambiciosos y luchas por ellos con todas tus armas. Has aprendido a ser flexible, a dejar que una parte del todo escape a tu control. Pero cuando las circunstancias se vuelven adversas y crecen los problemas, cuando la presión aumenta y los resultados no llegan, cuando estás al límite, ¿cuánto tiempo puedes resistir antes de rendirte?
Fotografía: Jeff S. PhotoArt
Este tema es uno de los muchos en los que debemos fijarnos en la naturaleza para aprender de ella.
¿Por qué algunos árboles aguantan vientos muy intensos sin que sus troncos se rompan o se deformen de manera permanente?
¿Qué es lo que hace que algunas estructuras de edificios o puentes resistan largos periodos de tiempo en pie, a pesar del deterioro del resto de los materiales que componen el conjunto?
¿Qué cualidad permite a algunos edificios resistir las enormes fuerzas de los terremotos?
La cualidad es la resiliencia, la capacidad de absorber y almacenar energía de deformación que tienen algunos materiales elásticos, que una vez que cesa la fuerza que los deforma pueden recuperar su forma original.
Regresemos al mundo de las personas: la resiliencia es la capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.
¿Qué eres si eres resiliente?
Eres una persona capaz de resistir todos los factores negativos que el día a día te pone por delante y seguir luchando por tus proyectos y objetivos.
Esto se produce no porque a ti no te afecte nada de lo que pasa a tu alrededor. Claro que las cosas te afectan. La diferencia con otras personas es que tú puedes absorber el impacto de los factores negativos que te afectan sin perder por ello el ánimo y sin tirar la toalla.
¿Cómo se puede ser una persona resiliente?
Lo más sencillo es fijarnos en la naturaleza, como ya hemos dicho antes.
Los materiales resilientes se deforman ante las fuerzas que les afectan, pero no llegan a romperse. Una vez cesan las fuerzas, vuelven a su forma original. Tienen una combinación de flexibilidad y elasticidad.
Los edificios que se construyen con la capacidad de resistir terremotos tienen en su interior un núcleo duro que aúna esas propiedades: es deformable, pero a la vez elástico. Puede absorber las violentas vibraciones del seísmo sin fracturarse. Por tanto, hace que el edificio aguante en pie a pesar de que parte de su estructura exterior se vea muy afectada.
Las personas resilientes sufren con las cosas negativas que les suceden: los fracasos, los errores, la falta de tiempo o de recursos, el miedo, etc.
Pero no se rompen, no se rinden, siempre mantienen un núcleo duro en su interior que resiste todo sin venirse abajo.
Una vez que cesan los factores negativos, las personas resilientes vuelven a estar como al principio, o mejor aún: los seres humanos tenemos una increíble capacidad de aprendizaje.
¿Cómo puedes dotarte con ese núcleo duro que te haga ser resiliente?
Yo creo que es combinación de tres elementos:
- Debes creer firmemente en ti mismo y en lo que haces. Siempre se ha dicho que la fe mueve montañas. Si tienes fe en tu capacidad y en tu proyecto, podrás superar dificultades que a otros les harían huir despavoridos.
- Debes ser flexible y adaptable. Debes poder deformarte cuando las circunstancias negativas ejerzan sus fuerzas sobre ti, de forma que puedas aguantar sin venirte abajo.
- Debes dotar a todo lo que haces, a tu vida en global, de un significado trascendente. Si tu vida está plena de significado, si sabes para qué haces lo que haces, si tienes claro lo que es importante para ti y le dedicas tiempo y esfuerzo, tendrás ese elemento que marca la diferencia. No tirarás la toalla donde otros lo hacen. En definitiva, debes estar en equilibrio en tu vida.
¿Y puedes cultivar estos tres elementos de forma que crezcan en tu interior?
¡Por supuesto!
Uno de los objetivos de este blog es precisamente ayudarte con técnicas y trucos que te harán mejorar estos y otros aspectos.
¿En qué situaciones te has visto al límite de tu capacidad? ¿Has aguantado? Me puedes dejar tus comentarios un poco más abajo, o en las redes sociales.