Muchas veces te has planteado la cuestión de la innovación en tu negocio, en tu puesto de trabajo, o incluso en tu vida. Algunas de las historias más conocidas de la innovación te hacen pensar que tú también podrías conseguirlo. Pero nunca te lanzas.
La definición de innovación con la que yo me quedo es «hacer algo diferente para crear un impacto».
Esta definición crea dos problemas de calado:
- Hay que hacer algo
- Debe tener un impacto.
El primer problema implica que debes abandonar tu posición de espectador y asomarte al mundo de la acción. Cuando piensas en todas esas ideas innovadoras que podrías poner en marcha, parece que mañana mismo vas a llegar a la meta. Pero cuando piensas en pasar a la acción, siempre parece que hay algo más urgente de lo que ocuparte.
Una de las causas de este primer obstáculo es el segundo problema mencionado: debes crear un impacto. Pero la innovación no es una ciencia exacta: el impacto que crees podría no ser positivo. Podría ser negativo.
El miedo al fracaso que todos llevamos marcado a fuego en nuestro interior actúa como alarma disuasoria antes de que te pongas en marcha.
Te propongo que para empezar a innovar realmente en tu negocio o en tu puesto de trabajo, primero innoves en ti mismo.
¿Por qué?
Porque en el caso de que el impacto de tu innovación sea negativo, sólo te afectará a ti. No a tu negocio o a tu puesto de trabajo. Minimizarás las consecuencias de un posible impacto negativo.
De esta manera, te costará mucho menos esfuerzo poner en marcha alguna idea innovadora de las que tienes en la cabeza desde hace tiempo.
¿Cómo?
Aquí te dejo algunas pautas para poner en marcha la innovación en ti mismo:
- Empieza por algo pequeño. No te plantees en primer lugar la mayor innovación de tu vida. Quieres que el impacto que produzcas sea controlable, para bien o para mal. Algo de pequeño tamaño es fácilmente controlable.
- Examina las tareas que realizas a diario. Sirven tareas domésticas, tu cuidado personal, rutinas de horarios, etc. En tu día a día vas a encontrar un amplio campo de acción en el que experimentar. Además, si el resultado no te convence puedes volver fácilmente a la situación anterior.
- Utiliza un mapa de tareas para buscar la posible innovación que pondrás en marcha. Es un método de análisis bastante completo que te va a permitir localizar la idea precisa sobre la que trabajarás.
- Pasa a la acción de inmediato. No esperes a mañana. Si hoy tienes una idea innovadora que crees que puede funcionar y crear un impacto positivo en tu vida, ponla en marcha ya mismo.
- Analiza los resultados de la manera más objetiva posible. Si el resultado es bueno, enhorabuena. Pero si no lo es, hay que decirlo sin rodeos. No pasa nada. Si realmente has empezado por algo pequeño el impacto negativo no puede ser muy grande. Así que mejor decirlo abiertamente, y pasar a una nueva idea.
Lánzate ya a experimentar. Tú eres tu propio laboratorio de pruebas.
Cuando te des cuenta, ya habrás superado los miedos que antes tenías, y seguramente habrás generado un hábito de analizar la realidad y buscar ideas nuevas, que te servirá para innovar en tu negocio o en tu puesto de trabajo.
Estarás en la carretera, al fin.
¿En qué ocasiones has pensado que podías hacer alguna innovación? ¿Por qué no te has decidido? Me puedes dejar tus comentarios más abajo, o en las redes sociales.